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El interés por la protección, investigación, conservación, educación y difusión
del Patrimonio Arqueológico han sido pilares fundamentales del Museo Nacional de
Costa Rica (MNCR). El MNCR fue creado mediante Decreto No. 69 el 4 de mayo de 1887,
con el propósito de crear un establecimiento destinado a coleccionar y a exponer
permanentemente los productos naturales y curiosidades históricas y arqueológicas
del país, por lo que desde un inicio existió una sección de arqueología.
En las primeras décadas de existencia del Museo Nacional de Costa Rica las principales
áreas de desarrollo institucional giraron alrededor de las colecciones e investigación
arqueológica y de la historia natural. No obstante, la institución desde finales
del siglo XIX comenzó a tener colecciones de índole histórica y referentes al tema
de la Campaña contra los filibusteros de 1856-1857, las cuales fueron expuestas
en el Salón de Armas o Museo Militar como se le llamaba a inicios del siglo XX.
En 1897, asume la Dirección del MNCR Juan F. Ferraz, quien plantea una reorganización
de la institución y la creación de cinco secciones: Antropología, Etnografía y lingüística
indígena, Arqueología y Epigrafía, Documentos y Objetos Históricos y Numismática.
En 1917, con la creación del Departamento de Antropología e Historia (DAH), dio
inicio el proceso de registro de las colecciones en una serie de catálogos, así
como el registro de los sitios arqueológicos excavados por personal del MNCR así
como de lo informado por particulares.
Durante la década de los años treinta, renace el interés por la protección del patrimonio
y el manejo de sus colecciones, e inició la regulación de la excavación de restos
y tumbas aborígenes, mediante la Ley 7 del 6 de octubre de 1938 y su reglamento
llamado, Control de explotación y comercio de reliquias arqueológicas. Durante estos
años, la labor del registro de las colecciones particulares, el control de las exportaciones
comerciales o de carácter científico, lo realizó personal del DAH.
En 1949, al trasladarse el Museo Nacional al actual inmueble, Cuartel Bellavista,
se le asignó además, la protección del patrimonio histórico más reciente y el desarrollo
de las artes por medio de las exhibiciones temporales. Esto le permitió al Museo
Nacional establecer con excelencia y calidad una amplia exhibición permanente sobre
la arqueología nacional, la historia patria y la historia natural.
En la década de 1950, entró a laborar un historiador especializado, el Lic. Carlos
Meléndez. El señor Meléndez desarrolló una labor generalista alrededor de las colecciones
de patrimonio cultural, arqueológicas e históricas, pero también, trabajó en una
exhibición pensada desde la perspectiva histórica y social llamada “Sala de los
Problemas Nacionales.”
A pesar de los pocos años que estuvo el historiador Meléndez en la institución,
la temática histórica y el uso de las colecciones históricas no estuvo ausente,
más bien, llegaron a tener un espacio importante, en especial, alrededor de la temática
de los expresidentes, la sala cívica y la casa colonial; montajes museográficos
que como en el caso de arqueología eran resueltos por el poco personal del Museo.
A pesar del uso de las colecciones históricas desde una concepción tradicional de
historia centrada en la historia política, ya desde esa época se expuso a la visitación
desde una perspectiva artística, las colecciones de arte sacro que fueron exhibidas
por muchos años en la segunda planta del ala sur del edificio.
El Museo Nacional a partir de la década de 1970 comienza a experimentar la profesionalización
en casi todas sus áreas. Para los años 1974 a 1976, trabajó como Etnohistoriador
en la Sección de Historia el Sr. Luis Ferrero, siendo su contribución, la publicación
del libro Costa Rica Precolombina. En esta publicación Ferrero logra sintetizar
los resultados de las primeras investigaciones arqueológicas y datos históricos.
Posteriormente otros historiadores se desempeñaron en labores de educación, divulgación
u ordenamiento de los archivos del MNCR.
En 1974 también representa un hito en el desarrollo del DAH. En este año inicia
un programa de investigaciones científicas a nivel nacional, contratando para ello,
por primera vez, profesionales en arqueología e iniciando el reclutamiento de estudiantes
de arqueología de la recién creada carrera de Arqueología en la Universidad de Costa
Rica. Desde entonces y a la fecha, el DAH ha impulsado la investigación en los campos
de la arqueología, la antropología, la bioarqueología y la historia del país.
Dentro de sus competencias, el DAH tiene en su haber exclusivo el registro de sitios
arqueológicos y la asignación de clave a nivel nacional. A finales de 1970 y dado
el volumen de materiales arqueológicos con contexto recuperados, hizo que se crean
las Secciones de Restauración y Museografía, dependientes administrativamente y
técnicamente del DAH, para apoyar las labores curativas de las colecciones existentes
y las entrantes.
Debido a la depradación de los sitios arqueológicos y la venta de los artefactos
suntuarios excavados ilícitamente, personal del DAH y miembros de la Junta Administrativa
impulsan la creación de una nueva legislación que proteja no solo las colecciones,
sino, sobre todo los sitios arqueológicos. Luego de varios años de tramite en la
Asamblea Legislativa, se logró la aprobación de la Ley 6703 de Protección al Patrimonio
Arqueológico Nacional, en la cual se le dan potestades de imperio al MNCR para la
protección del patrimonio arqueológico de la nación.
Hacia 1985, el DAH se reorganizó a lo interno pues se requería la creación de bases
de datos de las colecciones arqueológicas con contexto, el registro de sitios arqueológicos
y de la documentación asociada. Esta sistematización del proceso condujo a clarificar
la gestión del patrimonio arqueológico, y a la creación de Bases de datos específicas
para cada colección contextual.
En 1998, un diagnóstico permitió la identificación y clasificación de las actividades
realizadas, proponiéndose con base en la visión, misión y objetivos institucionales,
la formalización de cuatro unidades operativas que responden a los principales macro
procesos que se ejecutan, a saber: gestión del patrimonio, manejo de colecciones,
archivo de documentación y divulgación. Distribuidos en las secciones: Arqueología,
Antropología Biológica e Historia.
La sección de Historia, está dedicada a la investigación y la divulgación por medio
de exhibiciones, y tiene en proceso el proyecto de diagnóstico temático de la colección
histórica con el fin de establecer políticas fundamentadas para la adquisición.
Otras investigaciones desarrolladas tienen como eje uno de los principales bienes
del Museo: el Cuartel Bellavista y las casas de los Comandantes; así como la Historia
del Museo, lo que ha implicado una revisión exhaustiva de los documentos históricos
resguardados en el Departamento de Protección del Patrimonio Cultural (DPPC) y en
el Archivo Central. Las sección de Arqueología desarrolla proyectos de investigación
interdisciplinaria (campo, laboratorio y gabinete, de corto, mediano y largo plazo,
locales y regionales), protección del patrimonio (atención de denuncias por alteración
de sitios arqueológicos, supervisiones de evaluación arqueológica, rescates y peritajes),
y generación de bases de datos. La sección de Antropología Biológica se especializa
en estudios varios de la colección de restos humanos recuperados, y producto de
excavaciones de áreas funerarias con un rango temporal que va desde 500 a.C. a 1800
d.C. El manejo de colecciones con contexto involucra tratamiento, análisis especializados,
conservación preventiva, inventario y catalogación, embalaje y etiquetado, sistematización
de datos y traslado a los depósitos del DPPC para su administración en conservación,
restauración, acceso y uso. Otros procesos importantes en el manejo de colecciones
son la formación de las colecciones de referencia y el reinventario y catalogación
de las colecciones del DAH.
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